16 de mayo de 2010

Me moriré de ganas de decirte que te voy a echar de menos

Nunca pensé que después de tantas discusiones, peleas, mi padre me iba a dejar alguna otra lección que aprender aún después de haberse ido.

Todo esto viene después de la llamada intempestiva del otro día, de ver cómo la gente alrededor mío sufre por amor, o por asociarse con gente que no era la mejor influencia y compañía, de tener después de meses la oportunidad de una cita y rechazarla (ni que me sobrasen...), por saber dónde me estaba metiendo (he aprendido a ver a cierta gente a kilómetros de distancia).

Me he dado cuenta de que el único hombre que en realidad necesitaba en mi vida era mi padre. Porque es el único a quien has sido destinada para bien o para mal, porque te ha educado, protegido, porque te ha dado la vida.

Y luego nos pasamos la mitad de la vida llorando porque si fulanito me ha dejado, menganito me ha puesto los cuernos...y créeme, es posible prescindir de cualquier otro hombre. Nadie es tan importante.

Y la pena de haberme dado cuenta de esto ahora, pero creo que él lo sabía, lo importante que era para mí, y lo que me importaba hacerle rabiar también, para demostrarle que crecía.

Esto se lo dije a mi compañera de piso ayer, que lleva años intentando dejarlo con un chico que casi nunca está ahí cuando ella le necesita.

Y espero que esta lección le sirva a alguien más antes de que nada se pueda arreglar.

De momento estoy pensando, que como la única persona que me importaba y se oponía a que yo siguiese en la India era él, no tengo un motivo real para volver a España, así que vamos a ver cómo se desarrolla la vida aquí y lo que podemos aprender.

De momento mañana tengo el examen práctico de la moto, ¡qué miedo!

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