13 de julio de 2007

Calvario de los con “Papeles”

Copio y pego aquí, una carta que la madre de una amiga escribió a un periódico cuyo nombre no quiero mencionar, y la cual no tuvieron lo que tenían que tener para publicar, he tenido conocimiento de cerca de retazos de esta historia por mi amiga, y no quiero que nada de esto quede en el olvido, no de la gente que no ayuda a quienes vienen de fuera, sino gente que nos sentimos más que halagados por ayudar, entender otras culturas, amarlas, nadie merece algo como lo que ellas han recibido, ojalá la justicia deje de ser, alguna vez, parcial. Y ahora me acuerdo de cómo un día, en el trabajo de teleoperadora, un señor se quejó de que le atendíamos mal porque era extranjero, y cómo intenté explicarle que no, optando finalmente por colgar esa llamada con lágrimas y una rabia e impotencia..., porque si esa persona se hubiese molestado en conocerme, nunca me habría juzgado así. Ni odiar, ni tampoco ser manipulados, todos merecemos un respeto ante los demás y ante la ley.


El jueves 14 de Junio el periódico “EL PAIS” publicó en su sección de Madrid un artículo firmado por los redactores sobre la explotación de los “sin papeles” y algo dentro de mi resonó y me hizo retomar una idea que el día antes había tenido, la de escribirles a ustedes contando en una carta nuestro caso que no es solo nuestro sino el de mucha otra gente que siente, como los “sin papeles” les utilizan y la justicia y la Administración del país en el que nosotros somos los “con papeles” les ayuda.
En marzo del 2004 conocimos durante una feria a unas personas de origen indio y entablamos una relación de amistad que nos llevo a nuestro primer viaje a India, durante el cual una de las personas que habíamos conocido y nosotras (tres mujeres españolas con una pequeña empresa de regalos, minerales y artículos de artesanía) hablamos de formar una sociedad.
En mayo él vino para una feria que nosotros teníamos en el IFEMA, el venía con permisos por negocios (ferias) tras dicha feria regreso a India y fue en Agosto cuando volvió a España, pues el tenía una feria en Gijón y después de esta bajo a madrid y constituimos la sociedad para la cual aportó en metálico mil quinientos euros y en material lo que le quedó después de su feria en Gijón, nosotras habíamos pagado porque él no tenía dinero, la Aduana, el transporte, el I.V.A. y los gastos concernientes a la entrada en España de dicho material. Vivía en casa, “comía, vestía, calzaba y gastaba” de lo que en casa había porque había pasado a ser de la familia, y además, había ganado el “grado” de ser la pareja de mi hija.
Se le gestionó la residencia por medio de la empresa y no se la dieron y también se le solicitó por el decreto de la regularización estraordinaria a través de nuestra empresa original, tramite que terminó en junio del 2006, porque hubo que solicitar revisión pues en un principio se la denegaron; todos los tramites, incluidas las largas colas de horas los lleve yo acabo, mientras tanto el pedía dinero porque “debía en India” porque tenía que mandar cada mes a su familia (1850 euros) y un largo etc que ya no viene a cuento. Los últimos meses desde que más o menos supo que le darían la tarjeta, nuestra vida fue un infierno de gritos, enfados, amenazas veladas, broncas, todo ello a poder ser sin testigos, sólo alguna vez las personas que trabajaban con nosotros. Llegó el mes de mayo del 2006 y pudo ver en internet que su residencia estaba concedida, las amenazas pasaron a ser de muerte, en Junio con la tarjeta en su mano se le dió de alta en la Seguridad Social y como la situación a nivel familiar era insostenible se le pidió por todos los medios que se fuera de casa, el treinta de Julio después de que se llevara de la empresa todo el material que pudo, que no el que quiso, puesto que si por el hubiera sido nos habría dejado sin nada, salió de casa que no de nuestras vidas puesto que siguió dado de alta por nuestra parte, para poder esperar a que su permiso de residencia cumpliera un año para solicitar que le dieran el permiso de trabajo por cuenta propia, pagabamos su Seguridad Social, su teléfono móvil que era una media de 250 euros en esos momentos, su sueldo por estar en una tienda de la que nunca nos dió explicaciones, ni justificantes de ventas ni nada, en Diciembre después de todo este tiempo de amenazas con quemar las tiendas con nosotros dentro, amenazas de matarme con dos figuras de bronce de las que tenemos para la venta decidí que lo despedíamos.
Resultado de todo esto: deudas a nuestro nombre por 600.000 Euros. Denuncia con juicio por cantidad “como era de la familia” nunca firmó una nómina, 7440,34 euros que un “Maravilloso” juez laboral de Madrid decidió que había que pagarle, porque aunque como prueba aportaba una nómina, como estaba sin firmar por más que constaran los pagos en el cuaderno de caja, este “pobre señor” no había percibido salario alguno, después de una serie de declaraciones por su parte tales como que él reclamaba sus vacaciones, y cuando se le hizo ver que en los meses que van de Junio a Diciembre fecha en la que estaba dado de alta su pasaporte atestiguaba dos salidas a India que suponían más de un mes fuera de España, el “pobre señor” decía que había ido a comprar material para la empresa y que yo le había dicho que él comprara que yo después se lo pagaría... Que tenía la nómina pero el dinero no y con un certificado de empadronamiento en casa de dos años y medio, una alianza con su fecha correspondiente, cientos de fotos, regalos y testigos, él declaraba que no había sido pareja de mi hija por eso no era de la familia.
Segundo juicio, el mismo “Maravilloso Juez Español”, juicio por despido improcedente puesto que el no sabe porque se le despide, por supuesto yo no tengo que declarar, su abogado no necesita que yo diga nada y el juez tampoco, tienen claro una cosa, la carta de despido es imprecisa “no dice el día en el que me amenaza” (la carta, oh gran suerte la hace mi asesoría “Los profesionales están para ayudar”) por fin admiten que declare una persona que trabaja en la tienda y ha estado presente en las amenazas de muerte varias de las multiples veces, incluidas las de golpearme con las figuras de bronce, aunque tanto el “Maravilloso Juez Español” como el abogado de este “pobre señor” opinan que la trabajadora de la empresa es parte interesada, luego su declaración está viciada.
El juez cuestiona la declaración de mi hija “porque es mi hija” primera pregunta su nombre, segunda ha sido usted pareja de este “pobre señor de India”.
Conclusion del Juez Español: las amenazas son difusas al igual que la carta de despido y para colmo en la sentencia dice que la persona que trabaja en la tienda no nos entendía cuando discutíamos porque lo hacíamos en inglés, solo existe un problema, tengo 51 años, soy española nacida en la comunidad de madrid, hija de padres españoles y no sé ni una palabra de Inglés. Gracias a esta sentencia el juzgado de lo laboral nº 9 de madrid estima oportuno condenarnos al pago de 5900 euros por el despido y los salarios de tramites.
Realmente su artículo lo he leído con varios días de retraso y junto con él un folleto de la Comunidad de madrid para la violencia de género, el cual me ha llevado a escribir esta carta, el folleto dice:
Violencia física:
Empujar, zarandear, agarrar del cuello, utilizar gestos, miradas, posturas o tonos de voz amenazantes, gritar, acosar, perseguir, vigilar. Todo esto lo hemos sufrido las tres personas que formamos esta familia, dos mujeres de cincuenta y dos años y la que según él no fue su pareja ahora tiene 20 años.
No soy racista, nunca lo he sido y espero no serlo, no solo le hemos tratado a él sino a otras muchas personas de su país, a las cuales hemos dado casa, comida, regalos, ropa, las hemos enseñado Madrid, ciudad de la cual nos sentimos orgullosas y lo que para nosotras es más importante nuestra amistad, no crean que lo que les he contado es la totalidad de lo que hemos pasado, esto es solo la más leve muestra, sabemos que hay otra gente que sin perder tanto dinero como nosotras, también han sido utilizadas para tener papeles y otras cosas.

Y aun con todo y con esto me siento más engañada por el “maravilloso juez español” que por el pobre señor de India

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