27 de abril de 2010

¿Cómo ha conseguido la rabia apoderarse de mí?

Ayer me dormí llorando, llorando de rabia como si fuese una niña pequeña. Estoy tan avergonzada de ello que siento que he perdido la batalla.

Cuando decidí independizarme, cuando empecé a vivir aquí, fue porque me había cambiado como persona, me había hecho más paciente, más asertiva, había sacado lo mejor de mí. Me sentía mejor persona, mejor que nunca.

Y de repente lo que no esperaba sucedió. No fue sólo el perder a mi padre, es que aún a día de hoy siento que sólo a mis ojos, a los de mi madre y mi hermana tiene sentido que yo me cruzase medio mundo para poder despedirme de él. Porque era mi deber, porque quería hacerlo y porque quería a ese viejito más que a nada en este mundo.

Pero el resto del mundo no lo vió así. Para ellos fue un retraso, una espera interminable. No les culpo, no soy capaz de imaginar cómo tiene que ser de doloroso, pero yo habría dado lo que me pidiesen por estar un día con mi padre, diciéndole las últimas cosas que quería decirle, mirándole y hablándole nada más morir, porque dicen que es cuando todavía sienten lo que les dices, y si les tocas y les hablas... pero yo llegué tarde, y durante mis días en España y aún ahora es lo único que se me recuerda.

Más aún, la única persona que defendió mi derecho a verle, se vió enfrentada a una familia entera y a partir de entonces nada ha sido lo mismo. Esa persona sólo tenía 22 años y siempre ha estado cuidada por mi madre y por mí, que siempre he sido su segunda madre. Esa persona tuvo que perderle el miedo a todo y a todos de la noche a la mañana, para preparar a su padre para el último viaje que este haría. Todavía la admiro por ello, y me culpo no por lo que habrá pensado la gente que fue al tanatorio, sino por no haber estado con ella, porque me necesitaba, porque quien tenía que apoyarla no lo hizo.

Y quienes no tenían porqué lo hicieron desinteresadamente. Nunca podré devolveros el favor. Llamando a todas mis amigas desde el aeropuerto de Mumbai y sólo me llegaron mensajes de, no te preocupes, cuidaremos de ella, mañana allí estaré, ella estará bien.

Sólo recuerdo que mi tía se murió hace años, y en ese momento nada fue más importante que mis primos (sus hijos). Toda mi familia materna se volcó en ellos, y ellos eran más mayores que nosotros. Durante meses mi abuela les cuidó, mi tía, incluso mi madre. No sé qué me hizo pensar que sería lo mismo con nosotras.

Recibí una llamada al día siguiente no preguntándome cómo iba a llegar, si tenía dinero para el billete, si me encontraba bien...sólo querían saber CUÁNDO llegaba.
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Todos los días en España han sido de papeleos. Dos chicas, ni niñas ni mujeres (en eso se han basado muchas acusaciones, en que ya no somos niñas...somos niñas o no para lo que interesa al parecer). Estas dos chicas han tenido que aprender lo que significa solucionar todo el papeleo legal, cancelar todas las suscripciones, hablar con cada banco, recoger las cosas de su padre...todo sin tener ayuda. Porque en el momento que dijimos que queríamos encargarnos nosotras nadie preguntó si necesitábamos ayuda.

No tuvimos ni un segundo para sentarnos, y poder llorarle. Ni uno. Así que después de todos los reproches, de que si llegamos tarde, nadie supo ver que lo hemos hecho todo solas, hemos pagado hasta sacando dinero de debajo de las piedras para que todos pudiesen respirar tranquilos, yo todavía envidio a todos aquellos que pudieron despedirle, llorarle... porque yo todavía ahora no puedo hacerlo. Tengo demasiadas cosas que sacar adelante. Y mi hermana es una valiente que sigue peleando sola todos los papeles en España, sin que nadie la haya ofrecido una mano.

Carmen, para que nadie te diga que pobrecita tu hermana, eres una valiente, una luchadora, y no dejes que nadie te diga que no sufres, eso sólo tú lo sabes.

Te quiero

1 comentario:

  1. Nunca se me ha dado bien escribir lo que quiero decir...

    Sólo puedo decirte...GRACIAS. Gracias por todo.

    Te quiero

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